A continuación presentaré un ensayo hecho por mí, basado en un artículo de Liliana Moreno. Puede serle útil para saber lo que pasa con los jóvenes de ahora y cómo usan el dinero que sus papás les dan.
El
Dinero Para Los Jóvenes: Trae Libertad, Pero
También Problemas
Actualmente casi todos los jóvenes dependemos de nuestros padres,
queremos independizarnos pero ellos nos dan todo lo que necesitamos, así que es
complicado hacer eso.
Aquel universo de "privilegiados sociales", que tienen entre
13 y 20 y vincula muy estrechamente el dinero a la libertad. Y se ponen de manifiesto
diferentes personalidades como la del joven pasivo, que pide dinero y no piensa
en guardarlo o ahorrarlo, si no que rápidamente lo gasta cuando lo consigue. Y
está el que consigue y se esfuerza por ganar ese dinero y lo ahorra para algo
que lo beneficie a él o algo que desde hace mucho quiere, como un videojuego,
una película, ropa, etcétera; y se culpa o se siente mal cuando le pide dinero
a sus padre. Y hay también jóvenes que se sienten bien al ver que con poco
dinero salen adelante.
Cuando los padres aportan dinero, no les pesa gastarlo en cualquier
cosa, pero si ese dinero salió de su esfuerzo son mas quisquillosos con eso,
pues les pesa más porque saben lo que tuvieron que hacer para obtenerlo.
Los jóvenes suelen ser muy conformistas y se adaptan a que si su grupo
viste ropa de marca o posee objetos caros, ellos también los querrán, pero si
tienen poco se sentirá presionado a hacer lo mismo.
La familia influye mucho en el comportamiento sobre el dinero en los
jóvenes, pues si hablan mucho de dinero y esas cosas, se involucran más en eso.
Nuestra cultura fomenta la dependencia de los adolescentes al mismo tiempo
que desconfía de sus capacidades y responsabilidad. Aunque los años 90
instalaron en muchos la furia consumista y el pico de la crisis los empujó a
cuadros de depresión frente a la caída económica de sus padres.
La mayoría de los adolescentes cree que el dinero lo va a obtener de la
mano del trabajo y del estudio. Lo que pasa es que muchos dicen todavía no, “déjenme
ser un poco irresponsable.” Y esto no tiene nada de malo.
El monto de la semanalidad o mensualidad no deberían establecerlo los
padres. Lo mejor es el diálogo, preguntarle al chico cuánto cree que necesita y
negociar, no sólo darle el dinero y ya. Pues a veces tienden a pedir demás y
los padres ni siquiera saben en qué lo gastan.
Fuente: Liliana Moreno
Fuente: Liliana Moreno
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